Rapid Recovery - Cirugía de cadera y rodilla
Los programas de Rapid Recovery, Fast Track o Recuperación Intensiva Funcional surgieron inicialmente en patologías de Cirugía General para minimizar los cambios en el paciente. El método pretende ocuparse de todo el proceso, no sólo es importante la intervención quirúrgica sino que lo es también lo que acontece antes y después de la cirugía.
El dolor y el estrés ocasionado por la cirugía producen alteraciones metabólicas que tienen una repercusión en el paciente. Además, estos eventos pueden favorecer la aparición de complicaciones.
Los programas de Recuperación Intensiva pretenden minimizar el impacto que la cirugía puede tener en el paciente. Para ello se basa en una educación previa del paciente sobre el proceso, en un correcto control del dolor y en una movilización precoz. Estos programas han sido diseñados de forma multidisciplinar por los diferentes profesionales que interactúan en algún momento con la persona que será operada. Los grupos de trabajo incluyen cirujanos, anestesiólogos, enfermeras, rehabilitadores y fisioterapeutas.
El paciente no es un simple espectador sino que es protagonista de su proceso. Para ello, recibe información del tipo de cirugía y de las diferentes etapas en una clase de educación previa. Esto disminuye la ansiedad y facilita su recuperación. La idea fundamental es que no se trata de un enfermo sino de una persona sana con un problema del aparato locomotor.
El protocolo de control del dolor ha sido diseñado por diferentes especialistas para obtener una correcta analgesia post operatoria que permita una movilización precoz, lo que disminuye el dolor en sí mismo y el riesgo de trombosis.
Actualmente en nuestra institución no hay criterios de exclusión para entrar en estos programas si bien es cierto que no todos los pacientes pueden cumplir las expectativas.
La finalidad de estos programas puede parecer que deriva en una alta precoz del paciente. Esto no es cierto en ningún caso, sino lo contrario. La implementación de estos programas conlleva una preparación del personal, horas de educación del paciente, uso de fármacos más modernos, más horas de fisioterapia y menos horas de ayuno de los pacientes. El objetivo es que la cirugía protésica tenga el menor impacto posible en la vida del paciente y que pueda volver lo antes posible a casa.