Uno de los pilares fundamentales de la salud de las personas es la alimentación, que permite aportar a nuestro cuerpo los nutrientes y la energía necesaria para su funcionamiento.

La alimentación saludable y sostenible puede llegar a prevenir hasta 11 millones de muertes prematuras cada año, reducir la malnutrición y la aparición de diabetes de tipo 2, isquemia y el sobrepeso.
Más allá de los beneficios para la salud que pueden convertirse en una alimentación saludable, cabe destacar que cuando las personas seguimos las pautas prescritas o aconsejadas por los profesionales de la salud también estamos contribuyendo a la lucha contra el cambio climático.

Acotar los menús semanales y cocinar proporciones adecuadas puede ayudarnos a reducir la huella de carbono (hasta 0,3t de CO2 eq/persona anualmente). Y no sólo eso, sino que podemos llegar a ahorrar 600€ cada año gracias a una buena organización en el menú.

El consumo de alimentos de proximidad también comporta un co-beneficio, tanto por el medio ambiente como por la economía local. Al comprar productos de proximidad nos aseguramos que han sido producidos bajo condiciones legales que protegen nuestra agua, el suelo y la calidad de los productos, pero también reducimos el tiempo de transporte de las mercancías y potenciamos la economía local y nuestra ganadería y agricultura .

¿Sabías qué?
En la Unión Europea, aproximadamente el 70% de los cultivos agrícolas están destinados a la alimentación del ganado, que posteriormente consumimos como producto cárnico o sus derivados, como la leche o los huevos.
Toda una paradoja, ya que se estiman un total de dos millones de muertes prematuras durante el 2019 devenidas del exceso de consumo de carne y derivados.