¿Qué es la anosmia?

La anosmia es la incapacidad para percibir olores o la falta de funcionamiento del olfato.

Históricamente los trastornos del sentido del olfato y del gusto se han tenido poco en cuenta, debido en parte a la falta de conocimiento y entendimiento de su complejo funcionamiento, y para que no se relacionaban con implicaciones graves en la salud. Esto ha cambiado radicalmente en los últimos años y se ha acelerado con la pandemia SARS-CoV-2 que estamos viviendo.

Las alteraciones del olfato y del gusto
Las alteraciones del olfato son un síntomas frecuente en nuestra práctica otorrinolaringológica (ORL) diaria, se presentan en un 14% de la población y se sabe que su incidencia aumenta con la edad, ya que a partir de los 40 años aproximadamente existe un deterioro de las neuronas sensoriales olfativas. A su vez, el 80% de los trastornos del gusto que presentan los pacientes son secundarios a déficits olfativos.

La causa más frecuente de pérdida de olfato son las infecciones virales del sistema respiratorio superior (resfriado común, gripe, coronavirus, etc), rinitis alérgica, pólipos nasales, sinusitis agudas y crónicas, enfermedades neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer, Huntington, demencia, envejecimiento), traumatismos craneoencefálicos y los tumores nasosinusales - ORL o del sistema nervioso central.

Actualmente la infección por el virus SARS-CoV-2 ha producido un aumento significativo del número de pacientes con alteración de olfato y gusto que hemos visitado en nuestro servicio de ORL, como secuela de la enfermedad.

La anosmia suele ser uno de los síntomas iniciales y en ocasiones único, aproximadamente un 80% de los pacientes recuperan el olfato a las 2-3 semanas del comienzo de síntomas, pero hay que (aproximadamente un 20%), incluso transcurridos unos meses desde el contagio, persisten con una alteración de olfato cuantitativa o cualitativa.

Sufrir una alteración en el olfato y / o en el sabor puede tener graves consecuencias a nivel nutricional, puede llevar al aislamiento social y afectar psicológicamente a quien lo padece, produciendo depresión, e incluso puede ser peligroso para la vida, al no poder detectar olor a gas o la ingesta de alimentos en mal estado.

Es de gran importancia poder objetivar el grado de pérdida olfativa mediante olfatometría (test de olfato) y la calidad del olfato, no sólo mediante cuestionarios subjetivos sino con test objetivos. Con estos datos objetivos, hemos podido determinar que el 77% de los pacientes presentaban pérdida olfatoria versus un 44% de las pruebas subjetivas.

Por medio de las pruebas objetivas podemos detectar qué olores no reconoce el paciente o si existen interpretaciones anómalas: cacòsmia (olores desagradables), disòsmia (distorsión de un olor) o fantòsmia (alucinación olfativa) para realizar un diagnóstico correcto y más aunque tratamiento personalizado, ya que no existe un tratamiento único para los trastornos del olfato, sino que debe ajustarse el tratamiento a cada a cada paciente en particular.

Nuestra unidad de Anosmia

Actualmente no existe en nuestra zona ningún servicio de ORL con una unidad que pueda diagnosticar la causa, objetivar la pérdida y tratar la patología olfatoria-gustativa, de forma multidisciplinar. Es por eso que entendemos la necesidad de orientar nuestros esfuerzos de forma coordinada con otros servicios y crear una unidad que pueda tratar a este tipo de pacientes de manera integral.

En cuanto a la rehabilitación olfatoria y gustativa no farmacológica usamos una novedosa metodología de tratamiento para abordar esta patología. La intervención de la rehabilitación está encaminada a mejorar la calidad de vida de las personas que tienen estos trastornos y normalizar las conductas olfativas y gustativas.