¿Qué debo hacer ante una herida?


Las heridas son lesiones donde se produce una pérdida de continuidad de la piel y es importante diferenciar los dos tipos que nos podemos encontrar, las superficiales y las profundas. Las lesiones superficiales suelen ser producidas por caídas, arañazos o erosiones, y afectan al tejido más superficial de la piel. Estas son muy frecuentes en los niños pero no suelen ser graves y desde casa podemos curarlas, así como llevar un seguimiento, si sabemos cómo hacerlo.

¿Qué hacer ante una herida superficial?
La actuación ante estas heridas irá dirigida a mantenerlas bien limpias. Para limpiarlas, lo más adecuado es utilizar agua y jabón en el lavado, secarla bien con una gasa estéril y aplicar un antiséptico tópico diario, como por ejemplo la clorhexidina o el yodo, hasta que la herida esté en fase de costra . Se puede aplicar frío local si la herida va acompañada de una inflamación o administrar ibuprofeno o paracetamol si el niño presenta dolor. Una vez cicatrizada, es recomendable hidratar la zona afectada con crema hidratante o aceite de rosa de mosqueta, y protegerla del sol aplicando protección solar alta. Es importar acudir al servicio de pediatría del Centro de Atención Primaria, en el caso que observamos signos de infección de la herida. El enrojecimiento y la inflamación de los bordes de la herida, el aumento del dolor o la supuración de la misma, son algunos de los signos que podemos observar. En general, las heridas cercanas a los ojos o que vayan acompañadas de una gran inflamación o deformidad de la zona, o la afectación de la movilización de extremidad donde se haya producido, deberán ser valoradas por el pediatra. Las lesiones profundas son producidas, en la mayoría de casos, por cortes, y afectan a las capas más profundas del tejido. Son heridas que sangran con más facilidad dado que los bordes de la piel están separadas.


¿Qué hacer ante una herida profunda?
Ante este tipo de lesiones actuaremos para detener el sangrado haciendo compresión sobre la herida con gasas esterilizadas, si es posible, hasta que se detenga el sangrado. No es necesario retirar el apósito si se impregna de sangre, es recomendable añadir más gasas encima y continuar haciendo presión. Si la herida está localizada en una extremidad, nos será de gran ayuda elevarla para disminuir el flujo sanguíneo. No se recomienda el uso de torniquete, sólo en el caso de un sangrado extremo que sea imposible de limitar, y que lo realice una persona capacitada para hacerlo. Ante cualquier herida profunda, es necesario acudir al servicio de urgencias de pediatría de inmediato.