Buena dieta y deporte, ¿es posible para un cirujano? Ponencia del Dr. Agustí Bartra al 54 congrés de la SECOT

La ponencia se incluye dentro de la mesa Salud del cirujano, que tiene lugar hoy, 27 de septiembre dentro del 54 congreso de la SECOT (Sociedad española de cirugía ortopédica y Traumatología ) en Barcelona


En los últimos años, la población mundial está sufriendo un gran aumento del número de personas con sobrepeso u obesidad, llegando a unas tasas de un 39% y un 13% respectivamente. Entre 1980 y 2014, la prevalencia mundial de obesidad se ha duplicado. Las causas son múltiples, pero fundamentalmente es secundario a un desequilibrio energético entre las calorías ingeridas y las que gastamos, consumiendo productos procesados con alto índice calórico, acompañado de un descenso de la actividad física y aumento del sedentarismo. Todo ello con importantes consecuencias para nuestra salud, observándose un aumento de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II, trastornos del aparato locomotor y algunos cánceres.

La medicina es una profesión con un fuerte compromiso que frecuentemente conlleva una gran implicación en el trabajo, con una media de 10 horas más de jornada activa que la población general y mayor sedentarismo. En un estudio realizado en Cataluña, se observó una tasa de obesidad del 8% en hombres y 4% en mujeres y de sobrepeso del 53% en hombres y 19% en mujeres. También se constata que el 31% de médicos habían realizado menos de 90 minutos de actividad física en las últimas 2 semanas.

Por ello nos preguntamos si en nuestro día a día es posible tener una buena dieta y realizar actividad deportiva, evaluando una serie de mitos sobre nutrición que nos han hecho creer.
No se trata de realizar un dieta concreta (actualmente podemos encontrar muchísimos libros referentes al tema), ya que esto implica unas restricciones, contar calorías y estrés. Comer debe ser un placer, no una obligación, ni prohibiciones.

Tampoco se trata de realizar una dieta equilibrada, definida como una relación de nutrientes aproximada de 50% hidratos de carbono, 30% de grasas y 20% de proteínas. Se puede tener estos porcentajes con menús diarios totalmente diferentes y no ser igual de saludables. Además es muy complicado hacer un recuento del tanto por ciento de los nutrientes que contienen cada uno de los alimentos que tomamos.

No hay que comer alimentos “buenos”, como define el nutricionismo, alimentos que contienen vitaminas, hierro, omega 3…. O que no contienen conservantes, colorantes, grasas saturadas… porque puede llevar a engaños y a recomendarnos por ejemplo algún producto como unas galletas, con cereales y vitaminas, pero que contienen un 25% de azúcar.

Otra idea preconcebida, es que debemos seguir la pirámide alimentaria. En España hemos utilizado la pirámide de la SENC (Sociedad Española de Nutrición Comunitaria) del 2004. En ella se recoge de modo visual y resumido las elecciones que debemos hacer si queremos tener una dieta correcta. En la base, donde hay los elementos más importantes, tenemos una selección de cereales y derivados difíciles de justificar, y más arriba vegetales y frutas. Además, es la única pirámide en la que también aparecen las bebidas fermentadas. En 2015 se ha presentado una nueva pirámide, con ciertas mejoras, como la introducción de los cereales integrales y equiparación con las frutas y verduras.
También se ha disminuido el consumo de lácteos. Aunque todavía persisten algunos errores, como seguir manteniendo las bebidas fermentadas y la presencia de bollería industrial, que debería estar fuera de cualquier menú saludable. Actualmente se aconseja seguir las recomendaciones del “plato para comer saludable” de Harvard, donde la mitad sería de gran variedad de vegetales y frutas y la otra mitad de cereales integrales y proteínas de calidad.

Y por último, romper el mito que se debe comer 5 veces al día, algo complejo de realizar como cirujanos. Esto se ha aconsejado para no hacer picos de glicemia e insulina con las ingestas, pero se ha visto que con 2-3 comidas al día, si comemos bien, no se producen dichos picos, y las horas de ayuno sirven para utilizar todas las vías de movilización de grasa. Incluso se ha demostrado, que con 2 comidas al día se controlan mejor pacientes con diabetes tipo II.

En cuanto a la actividad física, está demostrado que algo de ejercicio es mejor que nada, y que hay una relación directa entre el aumento de actividad y menor muerte por enfermedades cardiovasculares y algunos cánceres. Se aconseja una actividad de 150 minutos semanales, aunque el simple hecho de ir caminando o en bicicleta al trabajo ya tiene una gran repercusión en nuestra salud. Por ello, todos los países han desarrollado sus guías de actividad física recomendada.

Como conclusiones podemos decir que es posible mejorar nuestra salud y calidad de vida comiendo más alimentos y menos productos, comprando más en mercados y menos en supermercados y comprando producto de cercanía y temporada. Hemos de basar nuestra dieta en verduras, frutas, hortalizas, frutos secos, aceite de oliva, proteína de calidad (legumbres, huevos, pescado, carne no procesada), y algo de cereales integrales y tubérculos. Y realizar unos 30 min de actividad física diaria.

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