Los beneficios de la actividad física moderada para la gestante son tanto físicos como psicológicos.
Es conveniente hacer ejercicio regular siempre que no haya una patología que lo impida.
No son aconsejables las actividades competitivas.
Mientras se hace ejercicio conviene hidratarse y utilizar ropa cómoda.
Hay que evitar flexiones y extensiones profundas de las articulaciones.
Evitar las actividades que requieren saltos, desplazamientos irregulares o cambios rápidos de dirección.
Conviene tomar conciencia de las posturas más adecuadas para realizar las actividades de la vida diaria (espalda bien alineada, buena basculación de la pelvis, agacharse flexionando las rodillas ...).
Hay que descartar aquellas actividades que comporten riesgo de pérdida del equilibrio y de traumatismos, como la equitación, el esquí o el ciclismo.
El masaje favorece la relajación y mitiga las molestias durante el embarazo y el dolor en el parto.