Las vías de abordaje utilizadas para valorar el suelo de la pelvis son:
La vía transabdominal, tiene el inconveniente de la poca definición y de los artefactos, ya que debe atravesar muchos planos para llegar a la musculatura del suelo pélvico.
La vía transvaginal. Se trata de un transductor que se introduce en la vagina y permite captar 360º alrededor de la sonda. Produce cierta distorsión al tener que introducirla dentro de vagina, pero proporciona muy buena imagen del esfínter uretral y los planos más profundos del músculo elevador (ileococcigeo).
La vía más utilizada para estudiar el suelo pélvico, es la transperineal o introital. Hablamos de transperineal cuando utilizamos el transductor que habitualmente se usa para la ecografía obstétrica abdominal pero apoyada en el perineo (Figura 1), y de introital cuando el transductor utilizado es la sonda vaginal sectorial convencional usada en la ecografía ginecológica vaginal, pero simplemente apoyada en la zona suburetral (Figura 2). Tiene la ventaja que distorsiona poco y la mínima distorsión que produce puede ser evitada regulando la presión del transductor sobre la zona. La vía transperineal o introital es la más confortable ya que no es necesario entrar dentro de la vagina y permite una buena valoración de los tres compartimentos, anterior, medio y posterior. Incluso permite ver, sin ninguna distorsión, la mucosa anal y el esfínter anal externo e interno.
Y finalmente la vía endoanal. Es el mismo transductor de 360º que la transvaginal, pero se introduce a través del canal anal. Está considerada la vía gold standard para el diagnóstico de la lesión del esfínter anal. Obviamente distorsiona y produce disconfort.
Figura 1. La vía transperineal es la via usada más frecuentemente
